Las fragancias Calvin Klein son aguas de evasión, urbanismo y conquista. Están ahí para acompañar al Hombre Calvin Klein: decididamente aventurero, un poco curioso y atrevido, pero poético y sensible al mismo tiempo.
Es una dualidad que al perfumista le gusta embotellar: la fuerza bruta del acero y la redondez de sentimientos no siempre explícitos en el Hombre o en la época que le vio nacer. A Calvin Klein le gusta extraer sus referencias del tumulto de la "década grunge". A través de su fragancia insignia "CK One", ofrece su visión desestructurada y apocalíptica de la eterna juventud en busca de sensaciones fuertes y experiencias arriesgadas.
Es esta idea casi inmadura, esta insolencia constante, la que encontramos en el fondo de la mayoría de sus elixires: el olor de una ola de recuerdos y fiestas, de bailes frenéticos, de cuerpos en movimiento, de luces estroboscópicas que retuercen la retina antes de que el alba silencie por fin esta ciudad que lucha por conciliar el sueño.
Perfumista indiscutible que ha sabido atravesar las épocas y renacer en el siglo XXI, sin perder ni un ápice de su mordacidad ni de su identidad, Calvin Klein parece preguntarse constantemente: "¿Para qué vivir, si no es para vivir la vida plenamente?
Las fragancias Calvin Klein son aguas de evasión, urbanismo y conquista. Están ahí para acompañar al Hombre Calvin Klein: decididamente aventurero, un poco curioso y atrevido, pero poético y sensible al mismo tiempo.
Es una dualidad que al perfumista le gusta embotellar: la fuerza bruta del acero y la redondez de sentimientos no siempre explícitos en el Hombre o en la época que le vio nacer. A Calvin Klein le gusta extraer sus referencias del tumulto de la "década grunge". A través de su fragancia insignia "CK One", ofrece su visión desestructurada y apocalíptica de la eterna juventud en busca de sensaciones fuertes y experiencias arriesgadas.
Es esta idea casi inmadura, esta insolencia constante, la que encontramos en el fondo de la mayoría de sus elixires: el olor de una ola de recuerdos y fiestas, de bailes frenéticos, de cuerpos en movimiento, de luces estroboscópicas que retuercen la retina antes de que el alba silencie por fin esta ciudad que lucha por conciliar el sueño.
Perfumista indiscutible que ha sabido atravesar las épocas y renacer en el siglo XXI, sin perder ni un ápice de su mordacidad ni de su identidad, Calvin Klein parece preguntarse constantemente: "¿Para qué vivir, si no es para vivir la vida plenamente?
